La republica chilena vista como un tejido social, no puede híper desarrollar un solo miembro, ya que inevitablemente generará una atrofia del conjunto del cuerpo social, hecho que pasado un año del bullado bicentenario salta a la vista que seguimos viviendo en una inequidad abismante, con una capital y una ya eterna, cansadora y decadente elite, que cual virus mortal consume la fuerza sinérgica del conjunto del estado y del país.
Desde cualquier punto de vista que se mire o se analice, esta forma de acción de Chile, no es la respuesta real a los problemas y desafíos de una nación que quiere encaminarse por la senda del desarrollo. Por lo anterior y con base en el ejemplo ( teórico y práctico) de otras naciones desarrolladas, pensamos y proponemos que la región y la provincia deben convertirse en el núcleo fundamental en la construcción de una forma de entender y conducir el país, una manera vinculante, con autonomía en varias áreas del quehacer público, especialmente lo económico y lo político, solo así se avanza en una nueva democracia mas profunda, critica, propositiva y vinculada con los pequeños y grandes temas del país, de America Latina y el Mundo.
Trabajar desde las regiones generará la real participación del único verdadero soberano, el pueblo de Chile, expresado en todos sus habitantes, con especial énfasis en los ciudadanos de la provincia y la región.
Este topico, lo territorial que debe tener la democracia, es un hecho central para profundizar la participación
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