Saturday, July 29, 2023

Los libros perdidos de la biblioteca del Museo , Capitulo I ( cuento largo)

Aquel día, había sido inusualmente frio, en aquella ciudad, donde todo el año brillaba el sol, el cielo había estado gris y con extraños nubarrones. Era, ya bastante tarde, hacia algo más de una hora que el Museo había cerrado sus puertas, era la casa más antigua en pie en la región, los expertos cifraban su data de construcción entre los años 1835 y 1840. Cualquiera que fuera pasando por el exterior de este palacio surgido gracias a la minería de la Plata, ubicada en una calle principal de la ciudad capital, se habría extrañado que a pesar de lo avanzado de la hora, las luces de la gran biblioteca patrimonial, seguían encendidas. Esta Biblioteca era un espacio distinguido, con mucha madera noble, roble americano, Coihue y Raulí. Sus estantes repletos de libros, el rumor era que había algo más de cinco mil libros, todos bien cuidados, de preciosos lomos, en distintos idiomas, francés, italiano, alemán, inglés, español, incluso latín. Se decía que en esta biblioteca, había libros tan antiguos, que se remontaban a los lejanos días, de los inicios del periodo colonial, siendo el más antiguo un gran texto del año 1609. Como así también se comentaba que en esta bella biblioteca del Museo se resguardaban algunos libros excepcionales, como los de la guerra civil estadounidense, los cuales no existían ni en las bibliotecas de las grandes universidades del país del norte. Pero, porque entonces, se mantenía encendía la luz de este archivo, el bibliotecario e historiógrafo, hombre erudito con más 35 años de experiencia en Museos, que había realizado largos terrenos por los valles y las altas montañas de la zona, con múltiples lecturas, y un gran dibujante, era el guardián de la mayoría de los secretos de la biblioteca del Museo, era él quien había encendido esas lámparas del siglo XIX, ahora reacomodados para iluminar el Museo . Se había sentado a leer en ese cómodo espacio, ya que esa tarde, había comenzado a reflexionar, y a pensar sobre la pregunta que le habían planteado unas jóvenes estudiantes secundarias, con su profesora, que era también docente de historia y ciencias sociales, que habían estado de visita en el Museo, la joven profesora a pesar de ser de un colegio católico, preguntó, suspicazmente porque en esa gran biblioteca no había ningún escrito del sociólogo y Economista Carlos Marx. Y termino con una interesante reflexión, Si Marx, había sido uno de los intelectuales más gravitantes en la Europa del siglo XIX, era muy extraño que los hermanos Matta, no hubieran conocido y adquirido sus obra. La conversación entre Dante Bruna, la profesora y las estudiantes esa mañana, se había desarrollado sobre qué la mayoría de esos libros, casi todo en ediciones de lujo, habían sido comprados en la Europa de mediados del siglo XIX, y los personajes que los adquirieron, Los Matta Goyenechea eran hombre de ideas avanzadas, rojos se les llego a llamar. Dante, dijo que los Matta, incluso habían estado en Europa, para las revueltas de París de 1848, entonces, dijo a la profesora Karin, efectivamente estuvieron allá, más o menos cuando se publicó el famoso libro El Manifiesto Comunista.
Dante, dejo los recuerdos, y le pareció más pertinente que nunca preguntarse ¿porque en es ese rico espacio del saber, del patrimonio , de la filosofía, la historia, las ciencia y el arte, no existía, ningún libro del filósofo y político alemán, dónde estaban los libros de Carlos Marx? Subió por la escalera de caracol de hierro al soberbio altillo de la biblioteca, donde estaba ordenada y registrada la sección alemana, no encontró nada, no podía imaginarse donde estaban los libros del viejo filosofo materialista. Pasada las 23:35 de la noche, apagó las luces, eran las viejas lámparas de gas, adaptadas de la época de esplendor de la ciudad, cuando Copiapó era la única que tenía iluminación a gas en todo el Chile, cuando Copayapu, era la Ville de l’ lumier, de la joven republica del sur del mundo. Su decepción era evidente. Salió de la vieja casona amarilla, el frio golpeo duramente su cara, el desierto puede ser duro en otoño. La reunión del día siguiente iba a ser interesante , la nueva historiadora, y el jefe de colecciones, seguramente le iban a preguntar, como era posible que en más de 25 años, nadie se hubiera preguntado por estos libros , y como era posible que estos no estuvieran allí, en una de las mejores bibliotecas especializadas del norte histórico, que algunos llaman norte chico.

No comments: